Floricidio

Concebí un objeto al que denominé  flor.  Otros, agradeciendo mi gesto, rodearon con muchos de ellos un redondel de madera o metal y lo denominaron corona, para gratificar a los difuntos por su huida. Luego hubo más, porque idearon varias formas con mi creación y las llamaron ofrendas, para otorgarlas en protocolos en plazas, iglesias y otros espacios disímiles, sin que algunos de ellos dijera “esto primero fue una flor”. Más allá de todo  incluso sirvió mi idea para ser entregada,  en nutrido bulto en forma de ramo, como muestra amorosa a la madre o hermana; novia, esposa o amante -indistintamente de quien la recibiera.

No puedo deshacer lo creado, al intentarlo y deshojar yo la flor alguien fue enumerando sus pétalos caídos, con un simple y monocorde ritornelo que dice: me quiere, no me quiere.

Odio los plagios.